Existencialismo es el nombre que se usa para designar a una corriente filosófica o de pensamiento considerada desde el positivismo como de "corte irracionalista" que tuvo su origen en el siglo XIX y se prolongó más o menos hasta la segunda mitad del siglo XX, aunque el existencialismo en sí atraviesa a toda la historia de la humanidad (por ejemplo en la sumeria Epopeya de gilmash se encuentran planteos llenos de angustia, esperanza, duelo, melancolía, anhelos de eternidad que luego reiterará siempre el existencialismo) ya que sus temas son los capitales de cada ser humano y de todo el conjunto de la humanidad. No se trata de una escuela homogénea ni sistematizada, y sus seguidores se caracterizan principalmente por su reacción contra la filosofía tradicional. Estos filósofos se centraron en el análisis de la condición de la existencia humana, la libertad y la responsabilidad individual, las emociones, así como el significado de la vidaUno de sus postulados fundamentales es que en el ser humano "la existencia precede a la esencia" (Sartre), es decir, que no hay una naturaleza humana que determine a los individuos, sino que son sus actos los que determinan quiénes son, así como el significado de sus vidas. El existencialismo defiende que el individuo es libre y totalmente responsable de sus actos. Esto incita en el ser humano la creación de una ética de la responsabilidad individual, apartada de cualquier sistema de creencias externo a él. En líneas generales el existencialismo busca una ética que supere a las moralinas y prejuicios; en esto al observador neófito puede resultarle contradictorio ya que la ética que busca el existencialismo es una ética universal, válida para todos los seres humanos, que muchas veces no coincide con los postulados de las diversas morales particulares de cada una de las culturas preexistentes.
Características
El existencialismo centra su atención en la existencia y cuestiones propias del hombre, de su ser, y en dar solución a los problemas del hombre.
No solo la razón descubre la realidad: también sentimientos básicos como la angustia y frustración la descubren.
El pesimismo: los existencialistas se caracterizan por un remarcado pesimismo en sus ideas.
El hecho de crear su propia esencia: el existencialismo plantea que solo el hombre existe y que a pesar de haber un pesimismo remarcado se encuentra un positivismo en poder crear la propia esencia.
Su popularidad se dio después de la segunda guerra mundial pues era una salida de pensamiento a la bancarrota de valores que dejó la guerra.
Las cosas son pero solo existe el hombre: el hombre es el único que se crea su mundo y el existencialismo se concentra en esto se toman como sinónimos existencia al hombre y a la existencia, dado eso las cosas son pero no existen, solo el hombre existe de verdad en función de su libertad.
Positivamente afirma la existencia humana y concreta.
Sus representantes mantenían una lucha con el racionalismo que terminó con Hegel.
Su existencia es libre y precede a la esencia.
El hombre es libre.
Salir de la propia conciencia para dirigirse hacia el Mundo: El hecho de existir consiste en estar en el mundo e interactuar con el entorno creando la esencia de las cosas saliendo de la propia conciencia.
La existencia es tomada como trascendencia: ya que consiste en reconocer lo externo.
Los valores son creaciones de la libertad humana: eso se da gracias a que solo el hombre existe y crea sus ideas del mundo .JEAN- PAUL SARTRE
Jean-Paul Sartre nació en París en 1905. Huérfano de padre desde muy niño, fue criado por una madre católica y un abuelo calvinista, lo que le creó una tensión religiosa que le conduciría finalmente al ateísmo.
(1929) en la Escuela Normal Superior de París, donde conoció a Simone de Beauvoir, mujer con la que convivió y compartió sus ideas progresistas durante el resto de su vida. El título obtenido en la Escuela Normal le permitió ejercer la docencia en los liceos de El Havre, Laon y París, hasta el año 1945, en el que abandonó la enseñanza. Antes, entre 1933 y 1935, residió en Alemania como becario del Instituto Francés de Berlín, lo que le permitió entrar en contacto con la fenomenología de Husserl y las ideas existencialistas de Heidegger, que influyeron profundamente en la evolución de su pensamiento.
Participó en la Segunda Guerra Mundial, primero como soldado y después, tras unos meses de internamiento en un campo de prisioneros de guerra en Alemania, como colaborador de la resistencia francesa contra los nazis.
Una vez terminada la guerra, Sartre se dedicó de lleno al estudio de la filosofía y a la redacción de sus múltiples obras: ensayos (El existencialismo es un humanismo, 1946), novelas (La náusea, 1938), obras de teatro (Las moscas, 1943; A puerta cerrada, 1944), obras de investigación filosófica (El ser y la nada. Ensayo de una ontología fenomenológica,1943; Crítica de la razón dialéctica,1960).
Su compromiso con la realidad social y política, desde una posición de izquierda, se plasmó en la fundación, junto con Merleau-Ponty, de la famosa revista Temps Modernes, el año 1946, y en su participación activa en las manifestaciones de mayo de 1968. El año 1964 la Academia Sueca le concede el premio Nobel de Literatura, pero Sartre lo rechaza por razones ideológicas. Los achaques de la vejez (Sartre está casi completamente ciego desde el año 1975) no le impiden seguir ejerciendo su actividad como intelectual comprometido, cosa que hace a través de numerosos artículos y conferencias. Murió en París el año 1980.
Sartre fue una persona muy activa y comprometida con todos los aspectos y manifestaciones de la vida cultural, social y política de su tiempo. No fue sólo un gran filósofo, el máximo representante del existencialismo francés, sino también un gran escritor, que supo servirse de la literatura para expresar su pensamiento filosófico y sus ideas políticas. En el pensamiento de Sartre pueden distinguirse dos períodos. En el primero, encontramos su filosofía ontológico-existencial propiamente dicha, expuesta en obras como La náusea o El ser y la nada, ya citadas. El segundo, iniciado con la publicación de la Crítica de la razón dialéctica (1960), se caracteriza por llevar a cabo una revisión crítica del marxismo desde sus postulados existencialistas.
Hay dos escuelas existencialistas: la cristiana y la atea (a la que pertenece Sartre), que lo único que tienen en común es que consideran que la existencia precede de la esencia.
El existencialismo ateo saca las teorías necesarias para afirmar la inexistencia de Dios. Considera que afirmar la existencia de Dios es afirmar que Él es un ser en el cual la existencia precede a la esencia, y que en la consecuencia, si se afirmaba que Dios no existía, debe haber otro ser en el cual la existencia precede a la esencia, y este otro ser es el hombre, la realidad humana.
El hombre, dice Sartre, surge en el mundo, y sólo después, se define por sus actos.
Así, el hombre no es otra cosa que lo que él hace por medio de sus actos, y éste es el primer principio del existencialismo, del cual se deducen todas sus demás posiciones.
Pienso que si en verdad no existiera Dios todo lo que dijo Sartre sobre el hombre es totalmente coherente, ya que, sin un Dios creador el hombre primero existe y después tiene esencia, pero tengo una objeción acerca de ese tema: Sartre asegura que el hombre es el único ser que primero existe y más tarde tiene esencia, cosa que a mi me parece equivocada debido a que se olvida del resto de los seres vivos, que al igual que el hombre, no tienen un dios creador. Por tanto sería mejor decir que todo lo natural tiene primero forma y después esencia.
Sartre también dice que el hombre se define por sus actos, cosa con la que estoy de acuerdo, por que, por ejemplo, si una persona hace actos cobardes es que ella será cobarde, si una persona hace actos malévolos esa persona será mala, si una persona roba es una ladrona, si una persona mata es una asesina...
Sartre afirma que el hombre es un proyecto que se vive subjetivamente, y que el hombre será, en consecuencia, lo que él mismo haya proyectado ser.
El primer paso del existencialismo es poner a todo hombre en posesión de lo que es, y asentar sobre él la responsabilidad total de su existencia. Lo cual no indica que sea responsable de su estricta individualidad, sino que es responsable de al existencia de todos lo hombres, esto es porque la palabra “subjetivismo” tiene dos sentidos:
Por una parte quiere decir que cada hombre escoge por sí mismo.
Por otra parte, para los existencialistas, cada hombre se elige, pero al elegirse, elige también a todos los hombres, ya que al crear con nuestros actos al hombre que somos, subjetivamente creamos también una imagen del hombre tal como consideramos que debe ser.
Así, al elegir ser esto o aquello estamos afirmando el valor de lo que elegimos, ya que siempre que elegimos, elegimos el bien, y nada puede ser bueno para nosotros sin serlo también para todos.
Por esto la responsabilidad va mucho más allá de nuestra pura individualidad, porque compromete a la humanidad entera.
Ya que no puede escapar al sentimiento de esta total y profunda responsabilidad. El único modo de escapar a este sentimiento es por lo que Sartre llama “mala fe”, que consiste en la actitud de enmascarar la angustia separándose de la responsabilidad de su acción, su elección, en relación con el resto de la humanidad, ya sea atribuyéndole esa responsabilidad a un ente superior (actitud cristiana) o declarando que de su modo de actuar no tiene por qué seguirse el modo de actuar del resto de la humanidad.
Esta responsabilidad evidentemente produce angustia, pero no es una angustia que lleve a no realizar ninguna acción, o a estar quieto, sino, por el contrario, es la condición misma de toda acción.
Estoy de acuerdo con Sartre pero no totalmente ya que creo que en este apartado exageró un poco. Bien, una persona al elegir escoge por sí mismo y que la elección que se escoja siempre es la correcta para el que la toma (hasta ahí estoy de acuerdo), pero en eso de que al escogerse uno mismo se escoge a todos los hombres no estoy muy seguro de su veracidad. Vale que cuando escoges algo pueda afectar a los que están a tu alrededor, pero no a todo el mundo; vale que lo que es bueno para ti sea bueno, sea bueno para las personas de tu misma actitud y pensamiento, pero no para toda la humanidad. (en ella hay muchísima gente y no todos estarán conformes con la actitud que cojas)
Yo diría que una persona al escogerse a sí mismo escoge también por las personas que le rodean ya que la vida de estos puede verse afectada por la decisión. Y que lo bueno para una persona puede ser bueno para algunas gentes que tienen una ideología similar a la de al persona.
También estoy de acuerdo con Sartre cuando dice que el hombre tiene angustia por culpa de la responsabilidad que supone el escoger cualquier cosa. Si de mi elección, supuestamente, dependiese toda la humanidad yo también estaría angustiado. Cualquier cosa podría afectar a millones de personas... Espero que Sartre no esté en lo cierto.
La responsabilidad y la angustia llevan al hombre al desamparo. Esto es si Dios no existe, o sea, en el existencialismo ateo. Sin un dios desaparece toda posibilidad de encontrar valores prioritarios. No hay un bien que sea para siempre y perfecto al cual nos podamos agarrar en nuestra acción porque no hay nada superior a nosotros que nos pueda guiar.
En consecuencia, el hombre está abandonado, porque no encuentra ni en sí ni fuera de sí la posibilidad de aferrarse. En otras palabras, no existen excusas que valgan para salirse de la responsabilidad y de la angustia. El hombre es entera y totalmente libre. Yo diría más: “el hombre está condenado a ser libre porque una vez arrojado al mundo es responsable de todo lo que hace” como dijo Sartre. Y como este “hacer“ implica un hacerse, el hombre está condenado a inventar a cada instante por que no encuentra enfrente valores u órdenes que hagan legítima su conducta.
Por una parte no puede buscar en sí mismo los fundamentos de su acción debido a que el conocimiento es posterior a los actos, y, sin este conocimiento, el hombre no se puede dejarse llevar por su fundamento por que erraría.
Por otro lado, según ya dije, no habrá ninguna moral general que diga qué es lo que hay que hacer.
Estoy de acuerdo con Sartre cuando comenta que el hombre está sólo en este mundo y que no hay nada, ni estatuto ni ley, que le diga lo que está bien o lo que está mal. Gracias a eso podemos decir que somos totalmente libres y que, como dijo Sartre, nunca podremos dejar de serlo.
Lo malo es que lo que hagamos puede que solo fuese bueno para nosotros y al no haber nada que no diga que es bueno y que es malo podríamos errar con lo que, según Sartre, sería un error que pagaría toda la humanidad.
Otro elemento que se une a la angustia y desamparo es la desesperación pero en el sentido de que nos debemos limitar a contar con lo que depende de nuestra voluntad. El único elemento que hace legítima nuestra manera de actuar es el compromiso con la acción, asumiendo la angustia, la responsabilidad y el desamparo, lo cual no es necesario para la esperanza. Pero el no tener esperanza no lleva a estar quieto, sino todo lo contrario, porque sólo hay realidad en la acción, el hombre no es nada más que el conjunto de sus actos, todo lo que está fuera de su acción no es real, por lo tanto, inútil.
Esto transforma al existencialismo en la doctrina más optimista del hombre, puesto que pone su destino en sus manos dándole la posibilidad de escoger lo que quiera, no como el cristianismo que pone el destino de los hombres en manos de un ser superior dejando al hombre sin libertad, cosa que jamás se le podrá quitar.
Pienso que Sartre tiene razón cuando dice que el existencialismo es una doctrina filosófica optimista por que invita al hombre a no estarse quieto además de dejar su destino es sus propias manos para que pueda escoger libremente y con su acción poder hacer las cosas realidad.
El punto de partida del existencialismo es la subjetividad humana. El “pienso luego existo” de Descartes es la verdad absoluta del hombre captándose a sí mismo, fuera de esto, todos los objetos de conocimiento son sólo probables, y para definir lo probable y verdadero, hay que partir de una verdad absoluta, que se alcanza en el captarse a sí mismo sin intermediarios, con ello el hombre no puede ser considerado como objeto y esto aporta dignidad al ser humano.
¿Por qué humana y no de cada individuo? Porque la subjetividad del cogito no es una subjetividad individual, ya que en el cogito no se descubre uno a sí mismo, sino a sí mismo frente a otro.
Estoy de acuerdo cuando se dice que solo hay una verdad absoluta (pienso, luego existo) y que todo lo demás es probable. También estoy de acuerdo cuando dice que al pensar en la verdad absoluta el hombre se descubre a sí mismo, ya que descubre su verdad, y que con ello es imposible llamarlo objeto ya que no actúa como tal. Y esa es una capacidad, que , según el libro, solo nos la aporta el existencialismo.
La subjetividad de la que hablamos no implica una absoluta gratitud en la acción, el poder hacer lo que uno quiera, ya que el actuar absolutamente libre no es igual a actuar por capricho, debido a que actúa de acuerdo a una situación en la que está comprometido por su acción, y en la que compromete con su elección a la humanidad entera, inventando su moral, en la cual haya una absoluta libertad pero no capricho.
Estoy de acuerdo con Sartre cuando dice que se actúa según las circunstancias y que no se escoge por capricho. No se escoge una acción por capricho ya que crees que es lo mejor para ti y para los demás y también se actúa según las circunstancias, debido a que no puedes resolver todos los problemas de la misma forma o con el mismo criterio, ya que hay muchos factores que cambian la manera de actuar, así que para tomar una decisión tienes que inventar tus criterios y coger los de otra persona.
Si se ha suprimido a Dios es necesario que alguien invente los valores, lo que significa que la vida no tiene un sentido ya marcado, le corresponde a cada uno darle un sentido, y el valor no es otra cosa que el sentido que se elija, que se inventa
Estoy en total acuerdo con Sartre ya que sin un dios nos toca a nosotros, gente libre, escoger e inventar y tomar las riendas del sentido de nuestra vida.
En la citada obra, Sartre atribuye a su versión del existencialismo los siguientes rasgos:
1.Tesis fundamental: es un ateísmo consecuente; puesto que Dios no existe, no existe la naturaleza humana; el hombre no tiene esencia o naturaleza, es lo que él mismo se ha hecho; en el la existencia precede a la esencia.
2. El hombre es un proyecto que se vive subjetivamente: lo que mueve a las personas son sus proyectos, su preocupación por la realización de su ser; pero estos proyectos y los ideales involucrados en ellos, no existen previamente a su decisión de realizarlos, no están trazados previamente por un destino, una naturaleza o una tabla de valores objetivos.
3. El hombre es responsable de sí mismo y de todos los hombres: somos responsables de nosotros mismos porque lo que somos depende de lo que hemos querido ser, no de un destino divino, ni de una circunstancia social, ni de una predisposición biológica o natural; pero somos también responsables de los demás porque al elegir unos valores, elegimos una imagen del hombre tal y como debe ser; “nuestra acción compromete a la humanidad entera”.
4. La libertad humana trae consigo los sentimientos de angustia, desamparo y desesperación. Angustia ante el hecho de que es uno mismo el responsable de sí mismo y de los demás; desamparo porque la elección se hace en soledad, no existe una tabla de valores en la que apoyarse, ni ningún signo que nos indique la conducta a seguir, es preciso inventarse la moral; y desesperación porque no es posible un control completo de la realidad en la realización del proyecto, porque siempre hay que contar con factores imprevistos, con la posibilidad de que se truequen nuestras buenas intenciones en malos efectos.
5. Es una doctrina de la acción, contraria al quietismo: para el existencialismo sólo hay realidad en la acción, el hombre existe en la medida en que se realiza, es el conjunto de sus actos y nada más. Este pensamiento tiene dos caras: por un lado es duro para aquellas personas descontentas con lo que son, para los que no han triunfado en la vida; estas personas pueden engañarse diciendo que en realidad el conjunto de sus actos no muestra su auténtica valía, diciendo que hay en ellos capacidades, talentos o disposiciones desaprovechadas, que el mundo les ha impedido dar de sí todo lo que realmente son. Pero, por otro lado, esta doctrina es optimista pues declara que el destino de cada uno de nosotros está en nuestra mano y nos predispone a la acción, a no vivir de sueños, de esperanzas, a dejar de lado nuestra miseria y realizar nuestro proyecto: el héroe no nace héroe, se hace héroe; si se es cobarde es como consecuencia de una decisión, no porque fisiológicamente o socialmente se esté predispuesto para ello; el cobarde se hace cobarde, pero hay siempre para el cobarde una posibilidad de no ser por más tiempo cobarde, como para el héroe la de dejar de ser héroe.
6. Es una doctrina que reivindica la intersubjetividad: aunque parte del cogito como la verdad indudable, no defiende el aislamiento de la subjetividad, pues considera que sólo en el trato con el otro, en el reconocimiento que el otro hace de nuestro ser, en la presencia de su mirada, sólo así nos hacemos conscientes de nuestro propio ser, de nuestra propia realidad.
7. Frente a la noción de “naturaleza humana” defiende la existencia de la “condición humana”: aunque no existe una esencia común a todos los hombres, Sartre cree que sí se puede hablar de ciertos rasgos formales y universales que permiten la identificación de la humanidad como un todo y el reconocimiento y comprensión del proyecto de cada individuo y de cada cultura; la libertad, la indigencia de la existencia, la sociabilidad, son estructuras antropológicas que desvelan la condición humana.
8. Es una doctrina que permite el compromiso moral y la crítica de la conducta inauténtica: aunque los valores se inventan, no todos tienen el mismo valor, pues algunas elecciones están fundadas en el error y otras en la verdad; la conducta de mala fe, por ejemplo, se basa en el error, en el error de excusarse en las pasiones, en el determinismo, en el destino, o el error de declarar ciertos valores como existentes de modo objetivo e independiente de mi voluntad. La actitud auténtica es la de buena fe, la de aquél que asume la responsabilidad completa de su acción y situación, la de aquél que tiene como lema moral la realización de la libertad propia y ajena.
9. Para el existencialismo el mundo, la vida, no tiene un sentido : declara que Dios no existe, por lo que la vida misma carece de sentido; sólo se puede hablar del sentido que cada uno le da, de los valores que cada uno inventa.
10. El existencialismo es un humanismo: pero no un humanismo que valore a la humanidad por la excelencia de alguno de sus miembros, ni por la supuesta bondad de la humanidad en su conjunto; es un humanismo por declarar que no hay otro legislador que el hombre mismo, por afirmar la libertad y la necesidad de trascender la situación, de superarse a sí mismo, por reivindicar el ámbito de lo humano como el único ámbito al que el hombre pertenece.
Pascal
El primero que anticipó las principales inquietudes del existencialismo moderno fue el filósofo francés del siglo XVII Blaise Pascal. Pascal rechazó el vigoroso racionalismo de su contemporáneo René Descartes, afirmando en sus Pensées (Pensamientos, 1670) que una filosofía sistemática que se considera capaz de explicar a Dios y la humanidad representa una forma de orgullo. Al igual que los escritores existencialistas posteriores, contempló la vida humana en términos de paradojas: la personalidad humana, que combina mente y cuerpo, es en sí misma paradoja y contradicción.

Nietzsche
Nietzsche, que no conocía el trabajo de Kierkegaard, transformó el pensamiento existencialista posterior a través de su crítica de las tradicionales suposiciones metafísicas y morales, y su adopción del pesimismo trágico y de la voluntad individual afirmadora de la vida que la opone a la conformidad moral de la mayoría. En oposición a Kierkegaard, cuyo ataque a la moral convencional le llevó a defender un cristianismo radical e independiente, Nietzsche proclamó la "muerte de Dios" y rechazó toda la tradición moral judeocristiana en favor de los heroicos ideales paganos.

Karl Jaspers
Este es uno de los existencialistas de gran importancia. Afirma que el ser del hombre es concebido como existencia histórica; todo depende de él, de su propia decisión. Pero el ser humano presupone un ser divino y eterno por encima de cualquier problemática de existencia histórica. Cuando el hombre naufraga entre la historia no se encuentra ante la nada, el hombre se encuentra entonces, ante Dios. Las situaciones cruciales de la existencia han sido denominadas situaciones límites por Jaspers quien afirma: “yo no puedo menos de morir ni padecer, estoy sometido al caso, me hundo inevitablemente en la culpa”. La conciencia de esta situación límite es el origen profundo de la filosofía. En estas situaciones límites se hace sensible lo que realmente existe a pesar y por encima de todo ser mundanal; el hombre busca la salvación.
Según Jaspers todos los motivos que llevan al hombre a filosofar pueden ser resumidos en una condición: la de la comunicación natural de los hombres. Esta comunicación no puede ser solamente de intelecto a intelecto, sino también de existencia a existencia. El dice: “Solo en ella soy yo mismo, no limitándome a vivir, sino llenando a plenitud la vida”
Según él únicamente en la comunicación se alcanza se alcanza el fin de la filosofía, en el que se funda el sentido de todos los fines.

El existencialismo ateo saca las teorías necesarias para afirmar la inexistencia de Dios. Considera que afirmar la existencia de Dios es afirmar que Él es un ser en el cual la existencia precede a la esencia, y que en la consecuencia, si se afirmaba que Dios no existía, debe haber otro ser en el cual la existencia precede a la esencia, y este otro ser es el hombre, la realidad humana.
El hombre, dice Sartre, surge en el mundo, y sólo después, se define por sus actos.
Así, el hombre no es otra cosa que lo que él hace por medio de sus actos, y éste es el primer principio del existencialismo, del cual se deducen todas sus demás posiciones.
Pienso que si en verdad no existiera Dios todo lo que dijo Sartre sobre el hombre es totalmente coherente, ya que, sin un Dios creador el hombre primero existe y después tiene esencia, pero tengo una objeción acerca de ese tema: Sartre asegura que el hombre es el único ser que primero existe y más tarde tiene esencia, cosa que a mi me parece equivocada debido a que se olvida del resto de los seres vivos, que al igual que el hombre, no tienen un dios creador. Por tanto sería mejor decir que todo lo natural tiene primero forma y después esencia.
Sartre también dice que el hombre se define por sus actos, cosa con la que estoy de acuerdo, por que, por ejemplo, si una persona hace actos cobardes es que ella será cobarde, si una persona hace actos malévolos esa persona será mala, si una persona roba es una ladrona, si una persona mata es una asesina...
Sartre afirma que el hombre es un proyecto que se vive subjetivamente, y que el hombre será, en consecuencia, lo que él mismo haya proyectado ser.
El primer paso del existencialismo es poner a todo hombre en posesión de lo que es, y asentar sobre él la responsabilidad total de su existencia. Lo cual no indica que sea responsable de su estricta individualidad, sino que es responsable de al existencia de todos lo hombres, esto es porque la palabra “subjetivismo” tiene dos sentidos:
Por una parte quiere decir que cada hombre escoge por sí mismo.
Por otra parte, para los existencialistas, cada hombre se elige, pero al elegirse, elige también a todos los hombres, ya que al crear con nuestros actos al hombre que somos, subjetivamente creamos también una imagen del hombre tal como consideramos que debe ser.
Así, al elegir ser esto o aquello estamos afirmando el valor de lo que elegimos, ya que siempre que elegimos, elegimos el bien, y nada puede ser bueno para nosotros sin serlo también para todos.
Por esto la responsabilidad va mucho más allá de nuestra pura individualidad, porque compromete a la humanidad entera.
Ya que no puede escapar al sentimiento de esta total y profunda responsabilidad. El único modo de escapar a este sentimiento es por lo que Sartre llama “mala fe”, que consiste en la actitud de enmascarar la angustia separándose de la responsabilidad de su acción, su elección, en relación con el resto de la humanidad, ya sea atribuyéndole esa responsabilidad a un ente superior (actitud cristiana) o declarando que de su modo de actuar no tiene por qué seguirse el modo de actuar del resto de la humanidad.
Esta responsabilidad evidentemente produce angustia, pero no es una angustia que lleve a no realizar ninguna acción, o a estar quieto, sino, por el contrario, es la condición misma de toda acción.
Estoy de acuerdo con Sartre pero no totalmente ya que creo que en este apartado exageró un poco. Bien, una persona al elegir escoge por sí mismo y que la elección que se escoja siempre es la correcta para el que la toma (hasta ahí estoy de acuerdo), pero en eso de que al escogerse uno mismo se escoge a todos los hombres no estoy muy seguro de su veracidad. Vale que cuando escoges algo pueda afectar a los que están a tu alrededor, pero no a todo el mundo; vale que lo que es bueno para ti sea bueno, sea bueno para las personas de tu misma actitud y pensamiento, pero no para toda la humanidad. (en ella hay muchísima gente y no todos estarán conformes con la actitud que cojas)
Yo diría que una persona al escogerse a sí mismo escoge también por las personas que le rodean ya que la vida de estos puede verse afectada por la decisión. Y que lo bueno para una persona puede ser bueno para algunas gentes que tienen una ideología similar a la de al persona.
También estoy de acuerdo con Sartre cuando dice que el hombre tiene angustia por culpa de la responsabilidad que supone el escoger cualquier cosa. Si de mi elección, supuestamente, dependiese toda la humanidad yo también estaría angustiado. Cualquier cosa podría afectar a millones de personas... Espero que Sartre no esté en lo cierto.
La responsabilidad y la angustia llevan al hombre al desamparo. Esto es si Dios no existe, o sea, en el existencialismo ateo. Sin un dios desaparece toda posibilidad de encontrar valores prioritarios. No hay un bien que sea para siempre y perfecto al cual nos podamos agarrar en nuestra acción porque no hay nada superior a nosotros que nos pueda guiar.
En consecuencia, el hombre está abandonado, porque no encuentra ni en sí ni fuera de sí la posibilidad de aferrarse. En otras palabras, no existen excusas que valgan para salirse de la responsabilidad y de la angustia. El hombre es entera y totalmente libre. Yo diría más: “el hombre está condenado a ser libre porque una vez arrojado al mundo es responsable de todo lo que hace” como dijo Sartre. Y como este “hacer“ implica un hacerse, el hombre está condenado a inventar a cada instante por que no encuentra enfrente valores u órdenes que hagan legítima su conducta.
Por una parte no puede buscar en sí mismo los fundamentos de su acción debido a que el conocimiento es posterior a los actos, y, sin este conocimiento, el hombre no se puede dejarse llevar por su fundamento por que erraría.
Por otro lado, según ya dije, no habrá ninguna moral general que diga qué es lo que hay que hacer.
Estoy de acuerdo con Sartre cuando comenta que el hombre está sólo en este mundo y que no hay nada, ni estatuto ni ley, que le diga lo que está bien o lo que está mal. Gracias a eso podemos decir que somos totalmente libres y que, como dijo Sartre, nunca podremos dejar de serlo.
Lo malo es que lo que hagamos puede que solo fuese bueno para nosotros y al no haber nada que no diga que es bueno y que es malo podríamos errar con lo que, según Sartre, sería un error que pagaría toda la humanidad.
Otro elemento que se une a la angustia y desamparo es la desesperación pero en el sentido de que nos debemos limitar a contar con lo que depende de nuestra voluntad. El único elemento que hace legítima nuestra manera de actuar es el compromiso con la acción, asumiendo la angustia, la responsabilidad y el desamparo, lo cual no es necesario para la esperanza. Pero el no tener esperanza no lleva a estar quieto, sino todo lo contrario, porque sólo hay realidad en la acción, el hombre no es nada más que el conjunto de sus actos, todo lo que está fuera de su acción no es real, por lo tanto, inútil.
Esto transforma al existencialismo en la doctrina más optimista del hombre, puesto que pone su destino en sus manos dándole la posibilidad de escoger lo que quiera, no como el cristianismo que pone el destino de los hombres en manos de un ser superior dejando al hombre sin libertad, cosa que jamás se le podrá quitar.
Pienso que Sartre tiene razón cuando dice que el existencialismo es una doctrina filosófica optimista por que invita al hombre a no estarse quieto además de dejar su destino es sus propias manos para que pueda escoger libremente y con su acción poder hacer las cosas realidad.
El punto de partida del existencialismo es la subjetividad humana. El “pienso luego existo” de Descartes es la verdad absoluta del hombre captándose a sí mismo, fuera de esto, todos los objetos de conocimiento son sólo probables, y para definir lo probable y verdadero, hay que partir de una verdad absoluta, que se alcanza en el captarse a sí mismo sin intermediarios, con ello el hombre no puede ser considerado como objeto y esto aporta dignidad al ser humano.
¿Por qué humana y no de cada individuo? Porque la subjetividad del cogito no es una subjetividad individual, ya que en el cogito no se descubre uno a sí mismo, sino a sí mismo frente a otro.
Estoy de acuerdo cuando se dice que solo hay una verdad absoluta (pienso, luego existo) y que todo lo demás es probable. También estoy de acuerdo cuando dice que al pensar en la verdad absoluta el hombre se descubre a sí mismo, ya que descubre su verdad, y que con ello es imposible llamarlo objeto ya que no actúa como tal. Y esa es una capacidad, que , según el libro, solo nos la aporta el existencialismo.
La subjetividad de la que hablamos no implica una absoluta gratitud en la acción, el poder hacer lo que uno quiera, ya que el actuar absolutamente libre no es igual a actuar por capricho, debido a que actúa de acuerdo a una situación en la que está comprometido por su acción, y en la que compromete con su elección a la humanidad entera, inventando su moral, en la cual haya una absoluta libertad pero no capricho.
Estoy de acuerdo con Sartre cuando dice que se actúa según las circunstancias y que no se escoge por capricho. No se escoge una acción por capricho ya que crees que es lo mejor para ti y para los demás y también se actúa según las circunstancias, debido a que no puedes resolver todos los problemas de la misma forma o con el mismo criterio, ya que hay muchos factores que cambian la manera de actuar, así que para tomar una decisión tienes que inventar tus criterios y coger los de otra persona.
Si se ha suprimido a Dios es necesario que alguien invente los valores, lo que significa que la vida no tiene un sentido ya marcado, le corresponde a cada uno darle un sentido, y el valor no es otra cosa que el sentido que se elija, que se inventa
Estoy en total acuerdo con Sartre ya que sin un dios nos toca a nosotros, gente libre, escoger e inventar y tomar las riendas del sentido de nuestra vida.
En la citada obra, Sartre atribuye a su versión del existencialismo los siguientes rasgos:
1.Tesis fundamental: es un ateísmo consecuente; puesto que Dios no existe, no existe la naturaleza humana; el hombre no tiene esencia o naturaleza, es lo que él mismo se ha hecho; en el la existencia precede a la esencia.
2. El hombre es un proyecto que se vive subjetivamente: lo que mueve a las personas son sus proyectos, su preocupación por la realización de su ser; pero estos proyectos y los ideales involucrados en ellos, no existen previamente a su decisión de realizarlos, no están trazados previamente por un destino, una naturaleza o una tabla de valores objetivos.
3. El hombre es responsable de sí mismo y de todos los hombres: somos responsables de nosotros mismos porque lo que somos depende de lo que hemos querido ser, no de un destino divino, ni de una circunstancia social, ni de una predisposición biológica o natural; pero somos también responsables de los demás porque al elegir unos valores, elegimos una imagen del hombre tal y como debe ser; “nuestra acción compromete a la humanidad entera”.
4. La libertad humana trae consigo los sentimientos de angustia, desamparo y desesperación. Angustia ante el hecho de que es uno mismo el responsable de sí mismo y de los demás; desamparo porque la elección se hace en soledad, no existe una tabla de valores en la que apoyarse, ni ningún signo que nos indique la conducta a seguir, es preciso inventarse la moral; y desesperación porque no es posible un control completo de la realidad en la realización del proyecto, porque siempre hay que contar con factores imprevistos, con la posibilidad de que se truequen nuestras buenas intenciones en malos efectos.
5. Es una doctrina de la acción, contraria al quietismo: para el existencialismo sólo hay realidad en la acción, el hombre existe en la medida en que se realiza, es el conjunto de sus actos y nada más. Este pensamiento tiene dos caras: por un lado es duro para aquellas personas descontentas con lo que son, para los que no han triunfado en la vida; estas personas pueden engañarse diciendo que en realidad el conjunto de sus actos no muestra su auténtica valía, diciendo que hay en ellos capacidades, talentos o disposiciones desaprovechadas, que el mundo les ha impedido dar de sí todo lo que realmente son. Pero, por otro lado, esta doctrina es optimista pues declara que el destino de cada uno de nosotros está en nuestra mano y nos predispone a la acción, a no vivir de sueños, de esperanzas, a dejar de lado nuestra miseria y realizar nuestro proyecto: el héroe no nace héroe, se hace héroe; si se es cobarde es como consecuencia de una decisión, no porque fisiológicamente o socialmente se esté predispuesto para ello; el cobarde se hace cobarde, pero hay siempre para el cobarde una posibilidad de no ser por más tiempo cobarde, como para el héroe la de dejar de ser héroe.
6. Es una doctrina que reivindica la intersubjetividad: aunque parte del cogito como la verdad indudable, no defiende el aislamiento de la subjetividad, pues considera que sólo en el trato con el otro, en el reconocimiento que el otro hace de nuestro ser, en la presencia de su mirada, sólo así nos hacemos conscientes de nuestro propio ser, de nuestra propia realidad.
7. Frente a la noción de “naturaleza humana” defiende la existencia de la “condición humana”: aunque no existe una esencia común a todos los hombres, Sartre cree que sí se puede hablar de ciertos rasgos formales y universales que permiten la identificación de la humanidad como un todo y el reconocimiento y comprensión del proyecto de cada individuo y de cada cultura; la libertad, la indigencia de la existencia, la sociabilidad, son estructuras antropológicas que desvelan la condición humana.
8. Es una doctrina que permite el compromiso moral y la crítica de la conducta inauténtica: aunque los valores se inventan, no todos tienen el mismo valor, pues algunas elecciones están fundadas en el error y otras en la verdad; la conducta de mala fe, por ejemplo, se basa en el error, en el error de excusarse en las pasiones, en el determinismo, en el destino, o el error de declarar ciertos valores como existentes de modo objetivo e independiente de mi voluntad. La actitud auténtica es la de buena fe, la de aquél que asume la responsabilidad completa de su acción y situación, la de aquél que tiene como lema moral la realización de la libertad propia y ajena.
9. Para el existencialismo el mundo, la vida, no tiene un sentido : declara que Dios no existe, por lo que la vida misma carece de sentido; sólo se puede hablar del sentido que cada uno le da, de los valores que cada uno inventa.
10. El existencialismo es un humanismo: pero no un humanismo que valore a la humanidad por la excelencia de alguno de sus miembros, ni por la supuesta bondad de la humanidad en su conjunto; es un humanismo por declarar que no hay otro legislador que el hombre mismo, por afirmar la libertad y la necesidad de trascender la situación, de superarse a sí mismo, por reivindicar el ámbito de lo humano como el único ámbito al que el hombre pertenece.
Rene Descartes
Descartes parte de la crítica a la filosofía de su tiempo, en donde todo era dudoso y objeto de disputas. Admiró la matemática porque nos presenta verdades que poseen certeza: unas (los axiomas) porque se captan directamente gracias a la intuición, y otras (los teoremas) porque se deducen de los axiomas. El Racionalismo cree que la matemática es un saber modélico, e intentará renovar la filosofía imitando las características de su método: simplicidad de los principios, deducción y certezas. La crisis de la filosofía no le afecta únicamente a ella pues como las restantes ciencias toman sus principios de la filosofía (todo el saber humano forma un sistema unitario y es como un árbol del que las raíces son la metafísica), resultan también dudosas. Por ello, el objetivo del método y la duda de Descartes será sanear las raíces del árbol del saber y no admitir ninguna opinión como verdadera sin antes ajustarla a lo que exige la razón. Los modos de conocimiento con los que podremos alcanzar el saber estricto son consecuencia de la experiencia intelectual: la intuición, acto intelectual, simple y evidente, es la base del conocimiento; y la deducción, movimiento de la mente que consiste en la captación de una verdad por seguirse de otra cosa conocida con certeza. El método es un conjunto de reglas ciertas y fáciles con las que llegar al conocimiento; la más importante es la regla de la evidencia: admitir como verdadero sólo aquello que se conozca con evidencia, con claridad y distinción; esta regla da lugar al llamado criterio de verdad. Por la regla del análisis dividimos cada dificultad hasta llegar a los elementos simples; por la regla de la síntesis conducimos nuestro pensamiento de lo más fácil (de los elementos simples) a lo más difícil (al problema complejo); y por la regla de la enumeración revisamos todo el proceso hasta estar seguros de no omitir ningún paso ni de cometer errores.
BÚSQUEDA DEL PRIMER PRINCIPIO
La duda metódica es consecuencia de la regla de la evidencia, es una duda radical pues consiste no sólo en rechazar aquello que veamos falso sino de dudar de todo aquello que sea dudable, su propósito es descubrir algo imposible de dudar, la fundamentación absoluta del conocimiento, y tiene una vigencia limitada en el tiempo pues se mantiene hasta que Descartes demuestra la existencia de Dios y la verdad de lo que se percibe con claridad y distinción. Dado que no podemos examinar una por una todas nuestras opiniones, propone revisar los "principios" en los que éstas descansan, que son los sentidos, con los que conocemos el mundo físico y están a la base de las ciencias empíricas, y la razón, que está a la base de las matemáticas. En cuanto a la supuesta verdad de lo sensible, objeta que a veces los sentidos engañan, y que el sueño es indistinguible de la vigilia, por lo que todo lo percibido podría ser un sueño y falso. Respecto de las verdades intelectuales como las matemáticas, presenta también dos objeciones: con frecuencia hay equivocaciones al razonar; y la hipótesis del genio maligno: tal vez hemos sido creados mal, con facultades racionales que nos llevan sistemáticamente al error. Esta hipótesis es la más radical y afecta a la totalidad de la experiencia intelectual. La duda metódica cuestiona el mundo físico (incluido nuestro cuerpo), la existencia de otras personas, y en definitiva la existencia de algo externo al sujeto que duda, pero también la verdad de las ciencias (incluida la matemática). Tras estas dudas, Descartes descubre el cogito: nada, ni siquiera el "genio maligno", puede hacerme dudar de que existo siempre que estoy pensando (dudando, p. ej.); mi existencia como ser pensante es una realidad absolutamente indudable que, por ello mismo, permite una verdad absoluta, jamás dudable, la primea verdad: "pienso luego existo". En esta singular experiencia de conocimiento encuentra también el criterio de verdad: son verdaderas las cosas percibidas clara y distintamente. Lo claro es lo evidente, lo presente y manifiesto al espíritu y que se ofrece a la intuición; lo distinto se da cuando el conocimiento es simple y la cosa está bien delimitada, lo claro presente sólo él y no mezclado.
TRANSITO DEL COGITO A LA REALIDAD
Descartes sabe de su existencia, que es un ser pensante y que tiene pensamientos (que imagina, juzga, quiere, duda, siente,…), pero nada más; ignora si tiene cuerpo, si existe la totalidad del mundo que antes de la duda creía existente y si existen otros seres humanos; en este momento de la duda está solo y “ha perdido el mundo”. Para "recuperar" el mundo y a las demás subjetividades, sólo le cabe mostrar que en él hay algo que remite necesariamente a otra cosa distinta de él mismo. Para esta tarea realiza un análisis de lo que encuentra en su interior, de las ideas. Las ideas son como imágenes de las cosas, son todo lo que está en la conciencia: sensaciones, actos de memoria, de imaginación, de pensamiento, de sentimiento... Se clasifican en adventicias (las que parecen provenir de nuestra experiencia externa) (construidas por la mente) e innatas (las posee el pensamiento en sí mismo, y no pueden entenderse como proviniendo del mundo exterior ni como siendo construidas por la imaginación); la más importante idea innata es la idea de Infinito o Dios.
Descartes piensa que es más fácil probar que hay algo distinto a él mismo demostrando que existe Dios que demostrando que existe el mundo físico, y para ello ofrece varios argumentos. La idea de un ser perfecto: la idea de Dios es la más perfecta pues es la idea de la sustancia más perfecta y reúne las ideas de todas las perfecciones en las que podamos pensar, pero la idea de perfección absoluta no se puede explicar a partir de nuestras facultades, luego debe estar en nuestra mente porque un ser más perfecto que nosotros nos la ha puesto; debe ser innata, y ese ser es Dios. La imperfección y dependencia de mi ser: me doy cuenta de mi limitación pues veo que soy ignorante; tampoco puede ocurrir que dependa de algo menos perfecto que Dios pues en la causa debe haber tanta realidad como en el efecto y si soy un ser pensante sólo un ser pensante puede haberme creado; si ese ser pensante no es la causa de sí mismo, entonces otro debe haberlo creado, y lo mismo con este segundo... pero la serie no puede ser infinita, luego Dios existe. La idea de un ser perfecto implica su existencia (argumento ontológico): la existencia de Dios está comprendida en la idea de un ser infinitamente perfecto del mismo modo que en la idea de triángulo está comprendido que sus tres ángulos son iguales a dos rectos. La existencia de Dios es tan inseparable de su esencia como lo es de la esencia del triángulo el que sus ángulos valgan dos rectos, y del mismo modo que es evidente ese teorema matemático, es evidente que Dios existe.
Dios incluye en su esencia su existencia, pero también su bondad y veracidad, y Dios sería mentiroso y poco bondadoso si nos hiciese errar cuando creemos estar ante la verdad. Esto quiere decir que ahora podemos estar seguros de la verdad de las matemáticas y de todo aquello que concebimos con "claridad y distinción". Además, y si Dios no es falaz, no puede ocurrir que los sentidos nos engañen al punto de que todo sea sueño; por lo tanto, los cuerpos existen. Descartes "recupera" de ese modo el mundo que había perdido tras la aplicación de la duda metódica, y del que ahora tiene auténtico saber. El "mundo recuperado" no es del todo igual al perdido: existe Dios, existen los hombres con sus almas, existen los cuerpos, pero éstos no poseen todas las características que les atribuye el sentido común, pues Descartes rechazará las “cualidades secundarias” como el color, el sabor, los olores, el calor o el frío, por ser subjetivas y no reales. Las propiedades objetivas son las llamadas "cualidades primarias": extensión, figura y movimiento, propiedades que permiten un tratamiento matemático, como el de la física de Galileo. El mundo físico no es tal y como se muestra a la percepción sino al pensamiento.
LA ESTRUCTURA DE LA REALIDAD
Sustancia es aquello que no necesita de otra cosa para existir. Habrá la sustancia infinita o Dios, y las sustancias finitas, y en éstas los cuerpos y las mentes . No podemos percibir las sustancias en cuanto tales, sino que las conocemos por sus atributos (o rasgos esenciales): el atributo de los cuerpos es la extensión; el atributo del cogito es el pensamiento. Los modos son las modificaciones variables (accidentales) de las sustancias: la figura, el movimiento son modos de la sustancia extensa; la imaginación, el pensamiento son modos de la sustancia pensante. Las cosas que concibo con claridad y distinción separadamente son diferentes; puedo concebirme a mí mismo clara y distintamente al margen de cualquier otra cosa que no sea el pensamiento, luego soy una substancia pensante. El hombre es antes que nada mente, aunque tenga un cuerpo con el que se vincula de un modo particular; Descartes mantendrá un claro dualismo antropológico al separar radicalmente el cuerpo de la mente. Descartes niega que otros organismos distintos al hombre tengan mente (alma): los animales son puro cuerpo. En el ámbito de lo corporal (y por tanto también en los animales) vale el mecanicismo y el determinismo, pero puesto que el hombre tiene mente, el mecanicismo no vale para explicar al hombre; sólo así podemos salvar la libertad humana. Considera que toda realidad finita (menos el hombre) tiene una estructura comparable a la de una máquina, de modo que puede explicarse a base de modelos de máquinas. Los movimientos, procesos y sucesos de niveles de lo real aparentemente más complejos que los meramente mecánicos pueden ser reducidos en último término a movimientos, procesos y sucesos mecánicos.

El primero que anticipó las principales inquietudes del existencialismo moderno fue el filósofo francés del siglo XVII Blaise Pascal. Pascal rechazó el vigoroso racionalismo de su contemporáneo René Descartes, afirmando en sus Pensées (Pensamientos, 1670) que una filosofía sistemática que se considera capaz de explicar a Dios y la humanidad representa una forma de orgullo. Al igual que los escritores existencialistas posteriores, contempló la vida humana en términos de paradojas: la personalidad humana, que combina mente y cuerpo, es en sí misma paradoja y contradicción.
Nietzsche
Nietzsche, que no conocía el trabajo de Kierkegaard, transformó el pensamiento existencialista posterior a través de su crítica de las tradicionales suposiciones metafísicas y morales, y su adopción del pesimismo trágico y de la voluntad individual afirmadora de la vida que la opone a la conformidad moral de la mayoría. En oposición a Kierkegaard, cuyo ataque a la moral convencional le llevó a defender un cristianismo radical e independiente, Nietzsche proclamó la "muerte de Dios" y rechazó toda la tradición moral judeocristiana en favor de los heroicos ideales paganos.

Karl Jaspers
Este es uno de los existencialistas de gran importancia. Afirma que el ser del hombre es concebido como existencia histórica; todo depende de él, de su propia decisión. Pero el ser humano presupone un ser divino y eterno por encima de cualquier problemática de existencia histórica. Cuando el hombre naufraga entre la historia no se encuentra ante la nada, el hombre se encuentra entonces, ante Dios. Las situaciones cruciales de la existencia han sido denominadas situaciones límites por Jaspers quien afirma: “yo no puedo menos de morir ni padecer, estoy sometido al caso, me hundo inevitablemente en la culpa”. La conciencia de esta situación límite es el origen profundo de la filosofía. En estas situaciones límites se hace sensible lo que realmente existe a pesar y por encima de todo ser mundanal; el hombre busca la salvación.
Según Jaspers todos los motivos que llevan al hombre a filosofar pueden ser resumidos en una condición: la de la comunicación natural de los hombres. Esta comunicación no puede ser solamente de intelecto a intelecto, sino también de existencia a existencia. El dice: “Solo en ella soy yo mismo, no limitándome a vivir, sino llenando a plenitud la vida”
Según él únicamente en la comunicación se alcanza se alcanza el fin de la filosofía, en el que se funda el sentido de todos los fines.

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